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Sostenibilidad colaborativa: cómo las alianzas impulsan cadenas de valor responsables

Hoy, las alianzas entre empresas, proveedores y comunidades son la clave para construir cadenas de valor más responsables, innovadoras y resilientes.

La sostenibilidad ya no se limita a las operaciones internas de una empresa. Para generar un impacto real y duradero, es fundamental extender el compromiso a lo largo de toda la cadena de valor, desde los proveedores de insumos hasta los clientes finales. Este proceso deja de ser un esfuerzo lineal y aislado para convertirse en una red de colaboración y transparencia entre múltiples actores. En mi experiencia, las iniciativas sostenibles más exitosas surgen cuando todos los eslabones —empresas, proveedores, clientes, cámaras empresarias y comunidades— trabajan de forma coordinada hacia objetivos comunes.

De la sostenibilidad operativa a la colaborativa

Hace algunos años, la sostenibilidad corporativa se enfocaba principalmente en medidas internas: reducir residuos, ahorrar energía o cumplir normativas ambientales. Hoy entendemos que ninguna empresa puede ser realmente sostenible en solitario. Las prácticas responsables deben permear a toda la cadena productiva y logística. Una cadena de valor sostenible es aquella en la que cada eslabón comparte y actúa según los mismos valores, desde la selección de materias primas hasta la entrega al consumidor.

Los desafíos globales —como el cambio climático o la escasez de recursos— requieren cooperación entre actores con distintas capacidades y conocimientos. Colaborar con otros permite crear soluciones más eficientes y responsables. En Tradelog S.A.U., esta visión guía nuestra estrategia: entendemos que solo trabajando codo a codo con nuestra red de partners lograremos un desarrollo sostenible regional verdaderamente significativo.

Alianzas que multiplican el impacto

Cuando las empresas forman alianzas estratégicas, el potencial de impacto positivo se multiplica. En la logística, por ejemplo, compartir rutas o almacenes reduce la huella ambiental y permite adoptar tecnologías verdes que serían más costosas de manera individual. En el sector energético, los acuerdos con proveedores de energía limpia aceleran la transición hacia fuentes renovables.

Un ejemplo inspirador se dio en la minería argentina: la mina Lindero en Salta se convirtió en la primera híbrida de la Puna gracias a una planta solar desarrollada junto a Industrias J.F. Secco, reduciendo en 40% el consumo anual de diésel. Este tipo de cooperación intersectorial demuestra cómo la innovación y la sostenibilidad se potencian cuando se trabaja en conjunto.

En la minería en general, las alianzas con proveedores y comunidades son vitales. Más de la mitad de las emisiones de carbono de una minera provienen de su cadena de suministro. Por eso, integrar a contratistas y socios en los planes de descarbonización y responsabilidad social es esencial. En el plano social, estas alianzas también fortalecen el desarrollo local: por cada empleo directo en minería se generan al menos dos en la cadena de suministro. Colaborar en formación, diversidad e inversión comunitaria amplifica el impacto positivo más allá del perímetro de la mina.

La experiencia de Tradelog S.A.U. y su red de partners

En Tradelog S.A.U., la colaboración multiactor ha sido clave. En 2021 adherimos al Programa de Cuidado Responsable del Medio Ambiente (PCRMA) de la Cámara Argentina de la Industria Química y Petroquímica, un estándar riguroso en materia ambiental y de seguridad. Obtener esta certificación no solo fortaleció nuestra gestión, sino que nos integró a una red de empresas con los mismos valores. Hoy muchos de nuestros clientes exigen esa certificación a sus proveedores, lo que demuestra el valor de construir estándares compartidos.

También hemos establecido alianzas con especialistas externos en emergencias ambientales para garantizar respuestas rápidas y seguras ante cualquier eventualidad. Y participamos activamente en la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (CEDOL), compartiendo buenas prácticas en reducción de emisiones, economía circular y relación con comunidades. La sostenibilidad se potencia cuando el conocimiento se comparte: al trabajar junto a otros actores del sector, logramos resultados que trascienden a cada empresa individual.

El rol de las cámaras y asociaciones

Las cámaras empresarias y asociaciones sectoriales son catalizadoras de la sostenibilidad colaborativa. Al agrupar empresas que tradicionalmente compiten, crean espacios de intercambio y aprendizaje conjunto. CEDOL y ARLOG, por ejemplo, organizan capacitaciones y publicaciones sobre logística sustentable, elevando los estándares del sector. La Cámara de la Industria Química y Petroquímica impulsa programas de certificación que mejoran la seguridad y el cuidado ambiental.

Estas organizaciones funcionan como puentes: conectan empresas con objetivos comunes y difunden una cultura de responsabilidad compartida. Facilitan la transparencia, generan indicadores colectivos y reconocen públicamente a las compañías comprometidas, creando un efecto multiplicador de buenas prácticas.

Trazabilidad, transparencia e innovación compartida

Para que la sostenibilidad colaborativa funcione, se requieren tres pilares fundamentales:

  • Trazabilidad: seguir el recorrido de los productos e insumos permite identificar impactos y responsabilidades. Herramientas digitales como la cadena de bloques o sistemas integrados fortalecen la confianza entre los actores.
  • Transparencia: implica comunicar los avances y desafíos de manera abierta, generando confianza y diálogo con clientes, proveedores y comunidades.
  • Innovación compartida: la co-creación entre empresas, universidades y startups acelera la adopción de soluciones sostenibles, desde combustibles alternativos hasta monitoreo en tiempo real.

El futuro sostenible será interdependiente o no será

El futuro de la sostenibilidad es necesariamente interdependiente. Ninguna organización puede alcanzar sola los objetivos ambientales y sociales que demanda el contexto actual. Las alianzas genuinas son la herramienta más poderosa para generar impacto positivo. Cada proveedor capacitado, cada cliente que impulsa prácticas verdes y cada comunidad involucrada fortalece un ecosistema más responsable.

En definitiva, ser sostenible significa hacerlo en conjunto. Las cadenas de valor del mañana serán ecosistemas interdependientes, donde el éxito de uno será el éxito de todos. Colaborar para competir mejor y compartir para crecer de manera responsable: esa es la esencia de la sostenibilidad colaborativa. El futuro sostenible será interdependiente… o no será.