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Nearshoring y resiliencia en la cadena de suministro

El nearshoring se consolida como una estrategia clave para construir cadenas de suministro más ágiles y resistentes. Frente a disrupciones globales, las empresas acortan distancias, relocalizan operaciones y apuestan por modelos regionales que reducen riesgos, mejoran tiempos de respuesta y fortalecen su competitividad.

En los últimos años las cadenas de suministro globales han enfrentado disrupciones sin precedentes (pandemias, conflictos geopolíticos, crisis de transporte), lo que obligó a muchas empresas a replantear sus estrategias de abastecimiento. En este contexto surge el nearshoring: acercar parte de la producción o distribución a los mercados finales para reducir riesgos y ganar agilidad. La globalización extrema da paso a modelos más regionales, con cadenas más cortas y manejables, menos dependientes de proveedores lejanos. Como explica Chema Sánchez (Iberaval), la irrupción de la pandemia, las tensiones comerciales y los cuellos de botella logísticos han hecho evidente la fragilidad de los esquemas tradicionales, y el nearshoring “ha cobrado fuerza como solución clave para aumentar la resiliencia empresarial”.

Motivadores del nearshoring

Varios factores están impulsando esta tendencia. Por un lado, los costos ocultos de las cadenas extendidas (cambios arancelarios impredecibles, demoras portuarias, interrupciones por eventos extremos) aumentan el riesgo operativo. Por ejemplo, sustituir un proveedor asiático por uno en la misma región reduce drásticamente la distancia y el tiempo de tránsito, lo que a su vez baja la exposición a retrasos en puertos o cierres de fronteras. Además, la creciente presión por tiempos de entrega rápidos –impulsada por consumidores exigentes y mercados just-in-time– obliga a acercar la producción al cliente. Al reducirse el “time-to-market”, las empresas pueden reaccionar con mayor agilidad a picos de demanda o pedidos personalizados (como señala Lugo Logística, la proximidad permite tiempos de respuesta más rápidos y una adaptabilidad mejorada). Finalmente, el cambio en el panorama geopolítico (guerras comerciales, sanciones, inestabilidad regional) refuerza la necesidad de diversificar riesgos. Contar con proveedores cercanos significa menor incertidumbre ante posibles aranceles sorpresa o restricciones comerciales.

  • Costos logísticos y arancelarios: las tarifas de fletes internacionales suben y bajan, los puertos se congestionan y surgen medidas proteccionistas. Alejarse de rutas largas evita muchos “sobrecostos” imprevistos.
  • Agilidad en el servicio: con mercados más demandantes, acortar rutas acelera la entrega. Un proveedor regional puede reabastecer en días en lugar de semanas, lo que mejora la capacidad de respuesta ante cambios de demanda.
  • Menor vulnerabilidad política: producir cerca del mercado reduce la exposición a conflictos comerciales y facilita la armonización de regulaciones y estándares, fortaleciendo la estabilidad de la cadena.

Beneficios para la resiliencia

A nivel operativo y estratégico, el nearshoring ofrece ventajas claras que potencian la resiliencia de la cadena:

  • Reducción del riesgo de interrupciones globales. Acortar la cadena disminuye la dependencia de rutas largas y proveedores remotos. En la práctica, un país vecino puede garantizar suministros ante cierres de un proveedor lejano, evitando paros de producción.
  • Mayor control y visibilidad. Tener la producción cerca facilita auditorías frecuentes, coordinación entre diseño y fabricación, y modelos de producción flexibles. Por ejemplo, muchas empresas pueden volver a modelos “justo a tiempo” (JIT), reduciendo inventarios innecesarios. Con entregas más frecuentes y lotes menores, se mejora la gestión de stock interno y la rotación del inventario.
  • Tiempos de respuesta más rápidos. La proximidad geográfica acorta los plazos de entrega al mercado local, lo que incrementa la agilidad comercial. Como destaca el sector logístico, esta agilidad es clave cuando la personalización de productos y la velocidad al mercado son factores diferenciales.
  • Eficiencia en costos. Aunque en algunos casos el costo laboral local pueda ser más alto que en Asia, se compensan otros gastos. Se ahorra en fletes, aranceles y tiempo administrativo, y se reduce el stock en tránsito (menos capital inmovilizado). Varios estudios indican que el nearshoring permite equilibrar mejor los gastos totales sin sacrificar calidad.
  • Impacto positivo en sostenibilidad y reputación. Al recorrer menores distancias, las emisiones de carbono del transporte se reducen significativamente. Además, las cadenas de suministro locales facilitan el cumplimiento de estándares laborales y ambientales, mejorando la imagen corporativa. En una era de sensibilidad social y regulaciones ESG estrictas, una producción más cercana contribuye a la economía circular y atrae inversiones responsables.

Desafíos y casos regionales

Implementar el nearshoring en Latinoamérica implica también retos importantes. Infraestructura logística deficiente (puertos congestionados, carreteras y vías férreas limitadas) encarece el transporte interno. La digitalización aduanera y la mejora de corredores bioceánicos son asignaturas pendientes para que la región compita con otros polos globales. Asimismo, en algunos países los costos laborales o la falta de personal especializado en sectores punteros (electrónicos, automotriz, agroindustria) pueden ser un obstáculo. El corto plazo de reubicación hace necesario invertir en formación y parques industriales adecuados. Por otra parte, fuera de México –que cuenta con varios acuerdos comerciales– la ausencia de tratados amplios puede generar aranceles que resten competitividad.

Casos concretos en la región: México lidera la ola de nearshoring latinoamericana. Gracias a su cercanía geográfica con EE. UU., su sólida infraestructura industrial y tratados como el T-MEC (USMCA), el país ha visto explotar la demanda de espacio logístico en sectores automotriz, aeroespacial, electrónico y médico. Se calcula que la participación de México en las cadenas de valor hacia Norteamérica crecerá notablemente en los próximos años. Por ejemplo, en Aguascalientes y Saltillo se reporta casi toda la nueva oferta industrial destinada al sector automotor.

En el Cono Sur, Uruguay ha sabido aprovechar su privilegiada ubicación. Su puerto de Montevideo ha sido modernizado (incluso con capital privado), y las zonas francas y parques logísticos especializadas atraen inversiones de tecnología y farmacéutica. Sin embargo, persisten retos internos (costos operativos elevados, limitado mercado local) y la integración regional insuficiente encarece los corredores terrestres. Otros países también se preparan: Panamá con la Zona Libre de Colón, Brasil con concesiones portuarias y de aeropuertos, o Chile con la modernización de sus puertos del Pacífico. En Argentina, por su parte, el desarrollo de recursos como el litio o la expansión agroexportadora pone en la agenda la necesidad de invertir urgentemente en puertos y ferrocarriles.

En cada caso, las naciones buscan sinergias regionales. La colaboración en proyectos logísticos (corredores, hubs compartidos, integración digital) puede maximizar los beneficios del nearshoring. La región tiene potencial para crear ecosistemas de suministro integrados (unión de proveedores locales, centros de distribución y servicios aduaneros eficientes) tal como sugiere la experiencia global.

Hacia cadenas más cortas y resilientes

El nearshoring no es una solución mágica, pero marca una estrategia que combina eficiencia con gestión de riesgo. Acortar distancias aporta robustez sin renunciar del todo a los beneficios de escala. Así, la logística se adapta a las nuevas realidades: la optimización extrema da paso a la flexibilidad y la prudencia. Como líder regional en logística, veo que nuestra región avanza hacia un nuevo equilibrio: redes de suministro más cortas, colaborativas y conscientes del entorno. Invertir en infraestructura, talento y procesos colaborativos será clave para que América Latina capitalice esta tendencia global y fortalezca cadenas de suministro más seguras y sostenibles para el futuro.